PRESENTACION IV

Breve revisión histórica del uso de las tecnologías y estado actual de ellas como apoyo a los procesos pedagógicos Creemos importante considerar el desarrollo histórico de estas tecnologías para tomarlo en cuenta como base diagnóstica frente a las propuestas futuras. La tecnología educativa ha abarcado, en general, todos aquellos medios que han sido elaborados por el hombre con el fin de colaborar en el proceso educativo, especialmente dentro del sistema educacional. Estos medios han tenido un desarrollo desarticulado y sus orígenes son muy diversos: desde los textos escolares, los mapas, los elementos de laboratorio de ciencias naturales, física o química, los cassettes de audio, los diaporamas o el uso de retroproyector, hasta la multiplicidad de elementos que ha requerido la educación técnico-profesional para el apoyo de sus especialidades. Sin embargo, es necesario señalar, en primer lugar, que los materiales más difundidos han sido el texto escolar y los medios escritos. Estos, por mucho tiempo, se basaron precisamente en lo escrito, con una concepción de transmisión de información. El advenimiento de la cultura de la imagen trajo consigo una transformación de ellos, en especial en aquellos países que poseen más recursos para hacerlo. Así se han podido percibir etapas de desarrollo tecnológico en los textos: en un primer momento primaba lo escrito, y muy de vez en cuando había una figura para producir algo de aire en su lectura; más tarde nos encontramos con textos acompañados de imágenes que reafirman lo dicho en lo escrito y hoy contamos con imágenes complementarias a éste. Por otro lado, el tipo de imagen se ha diversificado (fotografía, gráfico, esquemas, dibujos, etc.); igualmente la diagramación ha cobrado gran importancia, así como la participación del alumno en la construcción del contenido constituyéndose en un medio interactivo1. En segundo lugar, las tecnologías más usadas han sido las audiovisuales y, dentro de ellas, aquellas a las que se puede acceder en forma privada como la cassette de audio, las diapositivas, los diaporamas y, más tarde, el uso de retroproyector como reemplazo del pizarrón y la tiza. Estas tecnologías, aun cuando se usan bajo la tutela de los principios de la teoría del aprendizaje de la Gestalt, han aprovechado más esta teoría en sus principios sobre la percepción que como aprendizaje por discernimiento, sirviendo de este modo de apoyo a una forma tradicional de enseñanza como «transmisión de información». Para la ejecución de los materiales didácticos que son usados con estas tecnologías se ha cuidado de hacer uso de las leyes de la percepción, como por ejemplo figura y fondo, pero casi siempre han sido materiales confeccionados por el profesor o el especialista para «mostrar lo mejor posible algo que se quiere enseñar» y no problemas construidos por el alumno (aprendizaje por discernimiento). En este mismo sentido los profesores se han apoyado en sistemas multicopias caseros como la gelatina o dito, que les han permitido policopiar materiales didácticos de enseñanza. En América Latina cabe destacar el uso de la radio transmisión como forma de comunicación entre las unidades educativas de los medios rurales y las instituciones centrales para efectos de administración y supervisión. También ha tenido gran importancia la radiotelefonía utilizada en la educación popular, en particular en el medio rural, para acciones de capacitación. El uso del video y de la televisión como instrumentos de apoyo a la educación ha sido bastante posterior, aun cuando en Europa y en algunos países de América Latina como México, Brasil y otros, se cuenta con una trayectoria de casi dos décadas; ambos nacieron junto a sus sistemas televisivos de corte estatal. En los últimos tiempos, en especial en las décadas de los 80 y de los 90, se ha producido un verdadero vuelco en la concepción de la tecnología educativa. A ello ha contribuido, sin lugar a dudas, lo que se ha venido en llamar la «Cultura de la imagen». Dicha cultura está constituida por la proliferación de imágenes a que se ve sometido el ser humano desde su nacimiento. La televisión, la publicidad, los afiches, las revistas lo bombardean desde el amanecer hasta el dormir y del nacer al morir. Para algunos esta es una seudo cultura, por cuanto iría en detrimento del verbo, de lo escrito y de la racionalidad. Desde el punto de vista neurológico, el sujeto emplearía preferentemente su hemisferio derecho para la captación de dicha información y haría uso de su sistema emocional para adherirse a ella, lo que sería un tipo de conocimiento de segunda clase. Esto iría en detrimento de su hemisferio izquierdo, más racional y «más completo». Para quien escribe este artículo la cultura de la imagen ha venido a completar al ser humano, preso del racionalismo. El uso del hemisferio derecho (si es que existe esta división tan tajante) le ha permitido hacer más completo su conocimiento, holístico a la vez que analítico, afectivo a la vez que cognitivo y, por lo tanto, más abierto a la innovación y a la creatividad. Las imágenes que producen las tecnologías educativas señaladas proponen algo al individuo; sin embargo, es el sujeto quien debe aprender a conocerlas, a integrarlas y a sentir, pensar y actuar sobre ellas. Esto es tarea de la educación. A nivel mundial se podrían distinguir, al menos, tres bloques de países en lo referente al desarrollo histórico de las tecnologías computacionales y televisivas. Un primer bloque, formado por los países productores y descubridores de estas tecnologías. A él pertenecen, por ejemplo, U.S.A. y Japón. Un segundo bloque, constituido por los países con medios suficientes para acceder con rapidez a estas tecnologías. En él se ubican los países desarrollados, por ejemplo, Inglaterra. Un tercer bloque lo constituyen los países en vías de desarrollo. Ellos han accedido a éstas y otras tecnologías en forma más tardía y muy desigual. Dicha desigualdad se produce tanto al interior de los países como entre unos países y otros. En el interior hay personas que han accedido fácilmente a las tecnologías y otras que aún están lejos de acceder a ellas. En el caso de Iberoamérica se producen estos bloques: Por un lado, España y Portugal han accedido más tardíamente que los países de Europa Central, y las diferencias cuantitativas entre los diversos grupos han sido más profundas. Sin embargo, en comparación con Latinoamérica, dicho acceso ha sido anterior y más unitario. Por otro lado, en el caso de América Latina, la heterogeneidad es mayor y distinta en lo que respecta a la computación y a la televisión. Es necesario advertir que los sistemas educacionales de la Región han hecho uso de tecnologías más primitivas en forma bastante constante, estando centrada su utilización en los centros urbanos especialmente. En el caso de la computación, que hace su entrada en esta Región en la década de los 80, es un grupo muy pequeño el que ha tenido acceso a ellas mientras una gran cantidad de población aún no conoce su uso. El factor que ha primado es el económico y, por lo tanto, los países que más han logrado acceder a ella son los que han contado con medios, como Venezuela. En la televisión, en cambio, el factor que más ha influido es el geográfico, es decir, la cercanía a Estados Unidos de Norteamérica antes de la existencia de los satélites de comunicaciones, como es el caso de México y Centroamérica (incluso hoy en la legislación U.S.A. existen normas que cubren algunos países de Centroamérica). Después de la aparición de los satélites se sumaron los países cercanos al ecuador, y naciones cuyas universidades han realizado producciones de televisión educativa por contar con canales de televisión. Es importante señalar que la televisión y la computación entraron en la educación no como una necesidad de los usuarios, es decir educadores y educandos, ni tampoco por necesidad de apoyo a la implementación de políticas educacionales gubernamentales. Su entrada se produjo a través de los productores de computadores, de los software educacionales y de los videos educativos, con el objetivo de introducir comercialmente un producto y de mantenerlo en el comercio, y no como forma de apoyar la educación. Este hecho se ha visto más patente en la computación educacional y en el uso de videos educativos y no en los sistemas nacionales o regionales de transmisión televisiva. 2. La Actualidad Sin duda las tecnologías que no son la televisión y la computación tienen una mayor vigencia en la Región, aun cuando su uso sea en forma muy disímil y heterogénea. Los esfuerzos por la expansión de la educación en las décadas anteriores, no permitieron implementar a los sistemas escolares de todos los materiales necesarios, en especial a las escuelas rurales. Es común observar, por ejemplo, que los profesores tienen para la enseñanza de la música sólo una radio cassette y algunos cassettes de música folclórica del país. ¿Qué pasa con las tecnologías que nos preocupan: la televisión educativa y la computación educativa? 2.1. La Educación a través de la T.V. como Sistema Público Muchos países de la Región poseen programas de educación a través de la televisión. En estos programas se visualizan distintas metodologías y distintos alcances sectoriales o nacionales. Las metodologías se concentran, en general, en la producción y transmisión de teleclases con contenidos específicos de apoyo al programa oficial del sistema educacional, sobre todo en educación básica y educación media. Pocos han abordado el problema desde la perspectiva de una educación permanente, abarcando otros sectores y otorgándole la importancia de un apoyo sustantivo al proceso educativo. En general, este hecho ha producido resultados positivos, aunque no suficientemente orientadores. Ello se puede atribuir muy probablemente a un problema que abordaremos con mayor énfasis más adelante: la implantación de una tecnología sin tomar en cuenta la heterogeneidad cultural, educacional y sociológica de nuestros pueblos. En cuanto a la estrategia educacional, la televisión educativa se ha inscrito, por un lado, dentro de los procesos de educación a distancia, desprestigiados en general como agentes educacionales reales debido a su falta de implementación y de cualificación de sus posibilidades así como por sus deficiencias; por otro lado, la T.V. educativa ha participado de las opiniones que se tienen sobre la T.V. comercial, es decir, así como se considera en la opinión pública general que la T.V. comercial es productora de violencia, consumismo y otra cantidad de males, se piensa igualmente que la televisión educativa está producida, al menos, de forma descuidada y anuladora de voluntades. En cuanto al último aspecto, se habla en la prensa de la «T.V.» y del «público televidente», como si la T.V. fuese una y el público una masa indiferenciada. Sin embargo, desde el punto de vista académico, la investigación sobre los efectos de la televisión ha evolucionado considerablemente en sus conclusiones, a partir del uso de metodologías de investigación que consideran las variables mediatizadoras tanto del comunicador y del medio como del receptor. Estos dos elementos, la educación a distancia y la televisión comercial (como deseducadora y antivalórica), han contribuido a considerar la televisión con menor peso del que tiene o puede llegar a tener como apoyo del proceso educativo. Los profesores desconocen las modalidades de uso en la sala de clases y la sienten como un competidor. Esta percepción varía cuando se familiarizan con el uso del medio. El parque de televisores en los hogares de Iberoamérica cubre más del noventa por ciento. No hay cifras sobre el parque a nivel de las unidades educativas, pero existe la certeza de que aumenta cada día más, al menos en Chile. Cabe destacar en estos últimos años el inicio del proyecto Hispasat, esfuerzo regional, cuyo comienzo oficial se dio en la Cumbre de Mandatarios Iberoamericanos realizada en Salvador, Bahía, en 1993.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario